escribiendo como si improvisaría como con una moneda.
Todo sería más redondo, todo encontraría su final en el mismo lugar en donde todo empezó.
Escribiría para subirme al colectivo, ya que mis textos valdrían diez, veinticinco, cincuenta centavos y serian de curso legal.
Cada persona tendrían textos mios, chiquitos o grandes, plateados o dorados en sus billeteras. Al igual que los mendigos pedirían mis limosnosos párrafos, tirados en la calle y serían depositados en sucios vasos de telgopor o en ruidosas latas roídas por el óxido.
Y mi madre y las madres de todos perderían mis palabras en el fondo de sus carteras. Y ahí yacerían olvidados, sin ser leídos hasta que alguien los necesite para llegar al peso.
Existirían también quienes coleccionen mis letras, cual si fueran rarezas y de forma enciclopédica, y las organizarían en folios, para mostrarlas orgullosos a sus amigos y familiares. Lo cual para algunos debe ser una pérdida de tiempo pero para todos existen los motivos.
muy bueno Fede!
ResponderEliminarvas a ser un redactorAso!
Me gusta me gusta.
ResponderEliminarEs un reclamo al cosmo, estas existencialista.
ResponderEliminarLa necesidad queda re bien plasma en esta imagen de la moneda.
Pensaba cuánto más valioso sería pagar con palabras, con palabra propias, con lo q somos.
Pero estoy segura q habrá quien las recoja las ponga no solo en folio sino en cuadrito para q otros la vean.
Fede, ojalá llegues al letrero, tenes mucho para decir y otros mucho q leer y oir. Pero sobretodo q muchos puedan pensar cada palbra q escribis, y no solo palmearte la espalda o decir "q lindo". Por que lo más lindo cuando uno ama las palabras es q le devuelvan palabras. Karina